miércoles, 28 de marzo de 2012

Los invasores del espacio (rural)

Pues sí, queridas lectoras y queridos lectores. A juzgar por las últimas noticias al respecto, aparecidas en prensa, en la Comunidad Valenciana parece ser que estamos siendo invadidos.

Y ni más ni menos, que... ¡por conejos!

Los agricultores serios (no como yo, que no soy agricultor, y tampoco serio), están que trinan, pues a los simpáticos conejitos les da por comer, y mira tú por dónde, resulta que lo que mastican son verduras.

Los humildes macetohortelanos, estamos de enhorabuena, pues nos libramos de esta plaga. Pero que a nadie le lleve a engaño este afortunado hecho. Si esto es así, es más que nada porque los animalitos no llegan a los botones de los ascensores. Pero tiempo al tiempo.

Y no sólo eso, no... los macetohuertanos podemos aprovechar esta invasión. Traquilo todo el mundo, no me refiero a colaboracionismo con el enemigo, no.

El fin de semana pasado, fuí al parque con mi hijo. Los niños jugaban al baloncesto, al fútbol, se desparramaban por el tobogán... los padres tomaban el solecito, otros paseaban al perro, o se paseaban a sí mismos en bicicleta.

Lo normal, vamos. En la gente normal, digo. Pero claro, yo no soy normal... soy Floppy, alias el... bueno, dejémoslo estar.

Lo que quiero decir, es que mientras mi hijo buscaba hormigueros entre los pinos, con sus respectivas hormigas, yo buscaba... ejem... me da cierto apuro... buscaba... estiércol de conejo.

Mi hijo, a veces miraba y me preguntaba "¿qué estás buscando papá?", a lo que yo respondía "nada, cosas para las plantas".

Me pareció escuchar un "qué pesao con las plantas", pero sería el rumor del viento.

¡Ah! ¿Que queréis pruebas...?

Pues mirad la foto.

lunes, 26 de marzo de 2012

¡¡¡Sacrilegio!!!

Sí, yo confieso, he cometido sacrilegio. Varias veces, además. Pero vamos, que no es cuestión de ponerse a recordar, ahora, cosas que ni van, ni vienen.

El hecho concreto al que me quiero referir, ha sucedido hoy. Sí, lo admito, he vuelto a ceder ante las tentaciones mundanas.

Esta historia, comienza un día a mediados de febrero, en que me decidí a sembrar los semilleros de tomate para esta temporada.

Mi intención era tener tanto tomateras Marmande, como Monfavet, por lo que me puse manos a la obra, y sembré en vasitos, como tengo por costumbre. Les hice los agujeros de drenaje de rigor, los llené de buen substrato, un poco de humus de lombriz, algo de agua, y a esperar. Sembré bastantes, pues quería tener tomateras también en el huerto de mi padre.

A las dos semanas, aquello empezó a germinar. Poco a poco, las plantas han ido creciendo, a pesar de las bajas temperaturas, y del que las cuidaba supuestamente.

Hace unos días, transplanté tres tomateras a las macetas. Dejé otras tres para más adelante, porque no me acababa de fiar del clima, y porque me canso hasta de parpadear.

Al día siguiente, observo que una de las tomateras del plantel tenía una hoja "chuchurría", según la designación científica comúnmente aceptada. Como la mascota de mi heredero, estaba situada en su correspondiente chalé adosado, al lado de las plantas, supuse que "sin querer", le había dado un meneito al ir a ponerle comida.

Amputo la susodicha hoja, maldiciones por lo bajini, y a otra cosa.

Hace dos días, me dispuse a transplantar las otras tres, y cual fue mi sorpresa, observé que en el resto del plantel había varias tomateras con las hojas inferiores chuchurrías.

Aquello ya no era obra de mi vástago. Aquello, después de darle a la neurona, concluí que no podía ser otra cosa que... redoble de tambores, por favor... ¡¡¡hongos!!!

Concretamente, esos simpáticos hongos que gustan de jorobar semilleros.

Tengo a las plantas en cuarentena y con tratamiento, pero como yo ya he pasado la misma, y más sabe el diablo por político que por no se qué, he vuelto a sembrar más.

Pero no sólo eso, no... esta mañana, he cometido el sacrilegio a que aludía antes... ha sido difícil resistirme... ellas, tan lozanas, tan jóvenes, me miraban de esa manera, y yo... pobre mortal, al fin y al cabo... en fin, que he comprado doce tomateras de plantel.

Por favor, no lo divulguéis, que mi reputación se va al traste. Una vez más.




martes, 13 de marzo de 2012

Things From Mike

Uno de los problemas de tener varias personalidades, y un sólo blog, es que no puedes escribir todo lo que te van dictando caprichosamente cada una de ellas.

La personalidad que vosotros conocéis, ésta, es la que se pirra por las plantas, y en particular por los huertos. Hay otra, que se asoma bastante por el blog, a la que le pierde el humor. Y una tercera, a la que le gusta escribir.

Estas tres se llevan bastante bien, aunque a veces dan algún que otro problemilla.

Pero claro, mis otras personalidades, están bastante nerviositas y celosas desde hace ya demasiado tiempo, y esto está últimamente un poco incontrolable.

La semana pasada, sorprendí al lector de novelas policíacas a la antigua usanza, y al aficionado a las manualidades, tramando algo. Y la combinación de semejantes personalidades me da un repelús...



Así pues, he de dar una solución al problema, y que todas mis personalidades se explayen a gusto.

Convertir este blog en lo que no es, no me parece correcto, por lo que he decidido crear otro.

En éste, seguirán desparramando sus tonterías las mismas personalidades de siempre, y en el otro, todas las que quieran.

Por cierto, el "otro" blog, es éste: Things From Mike.

Esparragal urbano

Sí, queridas y queridos amigos míos, hastiado de leer aquello de "huerto urbano", "macetohuerto", "huerta en casa", espeluznado al comprobar que todo esto está deviniendo en una moda más, y que pronto veremos anillos de Tous con una lechuga en diamantes, he decidido dar un paso más en mi huerto balconero.

Y al dar ese paso, he agradecido enormemente que la barandilla del balcón estuviese bien sujeta, cosa rara en este edificio, que por poco m'esmorro, y esta historia jamás hubiese existido. Cosa que por otra parte, tampoco hubiese notado nadie, para qué vamos a engañarnos.

Hace un tiempo, leí en el foro de Infojardín, algo así como que no valía la pena cultivar espárragos en maceta, dada la escasa productividad que tendría aquello.

Pues bien, estoy de acuerdo con tal apreciación, puesto que contiene gran sabiduría en sus entrañas, pero por otra parte, no puedo estar más en desacuerdo con la misma. Soy géminis, qué queréis que os diga. Bueno, eso y un inmaduro. Pero ése es otro tema, aunque tratándose de huerta, tampoco lo tengo demasiado claro. Igual me falta potasio. ¿O era fósforo? Ya empezamos.

A lo que iba. El caso, es que tengo en el balcón dos peazo jardineras, con matas de espárragos, que un servidor se encargó de sembrar, cuidar, etc. con vistas a transplantarlas al huerto de mi papi un año de estos.

Y digo un año de estos, y ya van dos, porque por las inmediaciones del susodicho huerto, están realizando unas obras públicas ellas, que seguramente arreglarán todo lo que hay que arreglar pa' los restos. O no. Ya veremos.

Y como no las acaban, las obras, pues no las puedo transplantar.

Así pues, de momento, he decidido convertir mi huerto balconil en un esparragal urbano.

Por ahí os cuelgo unas fotografías, con el desarrollo puntual de uno de los espárragos. La moneda de euro que aparece, como os suelo decir, no es para comparar tamaños, sino para que os chinchéis, que yo tengo pasta, gita, parné a raudales. Si no me compro una casita con jardín, huerto, piscina, y demás es porque no me da la real gana.

¿Qué haría yo sin los arrastrones nocturnos de los vecinos? ¿Qué haría yo sin presenciar, desde el privilegiado mirador de mi balcón, los concursos de gapo tardío, con que me obsequia el eslabón perdido de la humanidad, que mira tú por dónde, vive un piso más arriba que yo?

¡Esas reuniones de escalera..., esas derramas imprevistas! ¡Oh, las colillas esparcidas por doquier!

Que no, que no, que yo me quedo aquí bien agustito, y os mortifico mostrándoos mi eurazo.

Por cierto, el espárrago, nos lo comimos a partes iguales, anoche, mi media naranja y el que esto suscribe.